Era temprano
pero tampoco demasiado. Madrugar para ir de vacaciones es una manía que nunca
he llegado a entender muy bien. Iba concentrado en el volante y en la carretera
cuando de repente escuché una respiración profunda (también podría haberle
llamado un ronquido pero es mi pequeña…) Miro de reojo y ahí está: viste una
camiseta blanca con una inscripción en
inglés en letras muy pequeñas que aún no he intentado traducir, de las
que ella llama “del hombro caído”; un pantalón corto vaquero, nuevo pero ya roto
(esta nueva moda de comprar pantalones rajados tampoco la entiendo. Será que
nos vamos haciendo mayores) unas zapatillas “vans” negras con los cordones
blancos que ya se ha quitado dejando sus pies descalzos.
jueves, 31 de julio de 2014
LOS DOS SOLOS.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)